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El verano, época crítica para la supervivencia de los pollos
La época de celo y reproducción en primavera da paso al nacimiento de los pollos a finales de junio y principios de julio. Son semanas muy críticas para su supervivencia.
Nada más nacer, los polluelos abandonan el nido situado en el suelo en lugares recónditos. Las hembras conducen a las crías hacia las zonas de arandaneras, donde abundan los insectos y hay cobertura de matorral para protegerse de los depredadores.
A diferencia de sus progenitores, los pollos son insectívoros durante su primer mes de vida. Se alimentan de gusanos, orugas, hormigas y saltamontes, que cazan por sí mismos y les aportan proteínas para crecer más rápido durante esta delicada etapa de su vida.
Pero no todos logran sobrevivir. La mortalidad en esta etapa es muy elevada. Sólo un 10% supera el primer año de vida. La primavera tiende a ser más fría y lluviosa, lo que afecta a la supervivencia de los pollos. Además, son muy vulnerables al ataque de los depredadores.
Dieta vegetariana
A medida que avanza el verano, los polluelos introducen vegetales en su dieta y, poco a poco, van sustituyendo los insectos por una alimentación similar a la de los adultos. El urogallo adulto es vegetariano. Sólo se alimenta de hojas, flores y frutos de árboles, arbustos y diversas herbáceas que encuentra en su hábitat.
En esta época del año, las arandaneras no sólo les aportan tallos sino también sus frutos. Además del arándano, la brecina suele ser de las especies más consumidas, junto al acebo y helechos, entre otras. La dieta del urogallo es poco energética por lo que el ave se ve obligada a invertir gran parte de su tiempo en la búsqueda de alimento.
En pocos meses, los juveniles alcanzarán los dos kilos de peso. En verano y en otoño deben prepararse para afrontar los últimos meses del año. En invierno, la supervivencia de esta ave en peligro de extinción depende de sus reservas corporales, así como del cobijo y alimento que proporcionan especies como el tejo y el acebo.