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Tejiendo redes para mejorar el entorno del urogallo

Equipo que ha participado en la restauración de un cortín de abejas en zona de urogallo cantábrico
Fecha: 
venres, 15 Xaneiro, 2016

El programa de custodia del territorio del LIFE+ Urogallo cantábrico ha conseguido implicar a  Juntas Vecinales, guardas, apicultores, ganaderos, cazadores, jóvenes emprendedores y habitantes del medio rural. La población local y entidades sin ánimo de lucro han unido sus esfuerzos en una veintena de iniciativas que han contribuido a favorecer el hábitat de una especie emblemática que desaparece de sus bosques. 
 
Alberto Uría, joven apicultor de Ibias (Asturias) y apasionado del mundo rural, ha cumplido su sueño.  Ha conseguido reconstruir un cortín de abejas con más de medio milenio de historia en zona de urogallo gracias a la colaboración de agentes locales y de la Asociación de Ciencias Ambientales.
 
Esta iniciativa podría contribuir a la polinización del arándano y otras especies arbóreas y arbustivas que forman parte de la dieta del gran gallo de la cordillera Cantábrica.  “Es solo un granito de arena, pero a todos nos gustó sentir que estábamos ayudando a la conservación del urogallo cantábrico”, destaca.
 
La custodia del territorio es una herramienta que ha tejido redes entre propietarios, entidades sin ánimo de lucro y la población local. Uría considera que “implicar a la población local hace que la gente del lugar tenga cariño por la acción en sí y vele por ponderarla y respetarla” . “Tengo un buen amigo que siempre habla de conversar para conservar”, añade.
 
Con esta iniciativa restauraron piedra a piedra esta construcción típica del noroeste de la Península Ibérica que sus antepasados elevaron en el corazón del bosque para colocar sus colmenas y protegerlas del ataque del oso. 
 
El colmenar instalado en su interior ya ha dado sus frutos con la primera producción de miel. La venta de esta edición limitada de la miel del cortín servirá para recuperar y poner en valor nuevos cortinos en zona osera y de urogallo.La apicultura es una aliada del urogallo en el marco del proyecto LIFE+. En la comarca de Omaña, la Fundación Tierra Ibérica también ha instalado, en colaboración con un apicultor local y las juntas vecinales de la zona, 50 colmenas para fomentar la polinización de las arandaneras.
 
“Es una de nuestras primeras incursiones en la custodia del territorio y realmente creemos que esta herramienta tiene un gran futuro al ser un modelo horizontal de conservación, donde todos participan en un mismo nivel de responsabilidad y decisión”, destaca César Pollo, miembro de la Fundación Tierra Ibérica.
 
Además de favorecer el hábitat del urogallo, este trabajo colaborativo ha dado como resultado la creación de  Apismania, la miel del urogallo, que también dedicará sus beneficios a iniciativas de conservación de la biodiversidad.

Cambios en los usos tradicionales del monte

 
Actividades tradicionales como la apicultura y la ganadería extensiva han convivido desde hace siglos con la presencia de urogallo en la cordillera Cantábrica. En los últimos años, el abandono de los usos tradicionales del monte ha coincidido con la drástica caída de las poblaciones de urogallo.
 
El proyecto LIFE+ busca compatibilizar las actividades tradicionales del monte con la conservación del urogallo. Para ello, ha contado con la custodia del territorio como herramienta para lograr la implicación de la población rural.
 
Óscar Prada, miembro del Foro Asturias Sostenible para el Conocimiento y Desarrollo del Medio Rural (FAS), considera que la custodia del territorio “contribuye de forma modesta pero especial, a que los habitantes del medio rural que conviven con los últimos urogallos se empoderen y sean reconocidos socialmente como agentes fundamentales para su conservación”.
 
FAS ha impulsado acciones de custodia del territorio en Redes que han contado con la implicación de la Junta Vecinal de Caleao y ganaderos locales. En esta zona, el abandono paulatino de la ganadería y otros usos tradicionales, así como el aumento de la población de venado y jabalí han provocado cambios en el hábitat que, al igual que en otras zonas de la cordillera, han podido influir en el declive de la población de urogallo. Para potenciar la presencia de la especie, este proyecto ha favorecido las acebedas y arandaneras y ha aumentado la conectividad de manchas boscosas, entre otras actuaciones.

Creación de empleo

Otros proyectos del programa también han trabajado en esta línea. La creación de una estructura mosaico favorable para el urogallo, especialmente para hembras y pollos, ha sido uno de los ejes de actuación de la Fundación Oso Pardo.
 
Esta entidad sin ánimo de lucro ha impulsado actuaciones en montes de Larón, Riomolín y Corros, de los que es copropietaria junto con otros vecinos. Para su ejecución, han contado con la implicación de ganaderos y de la población local, que han trabajado en enclaves próximos a zonas actualmente ocupadas por la especie.
 
En concreto, las actuaciones de manejo forestal han consistido en la realización de desbroces selectivos y manuales en áreas de matorral. En estas zonas se ha creado una estructura en mosaico con zonas de aclarado de brezo y piorno que favorece la entrada de luz para el crecimiento de las arandaneras.
 
En paralelo, estas acciones favorecen a otras especies que comparten estos ecosistemas y que tienen un alto interés de conservación como el oso pardo, la perdiz padilla, la perdiz roja y la liebre de piornal.
 
Con esta iniciativa, se ha contribuido a la creación de empleo local vinculado a la conservación de la naturaleza ya que ha sido ejecutada por empresas forestales de la zona.
 
“Las actuaciones han permitido transmitir la percepción de que la conservación de las especies amenazadas existentes en estos montes es compatible con los usos tradicionales”, valoran desde la FOP.

Una treintena de acuerdos

Todas estas acciones forman parte de los 19 proyectos que se han desarrollado en el marco del programa de custodia del territorio del LIFE+ Urogallo cantábrico a través de la firma de 29 acuerdos entre entidades, juntas vecinales y agentes locales.
 
Las diversas actuaciones del programa se han centrado en la restauración y mejora de hábitat y al impulso de iniciativas vinculadas a los usos tradicionales del territorio. En concreto, se ha actuado en 138 hectáreas de montes de la cordillera Cantábrica, donde se ha favorecido una mayor disponibilidad de alimento y refugio para el urogallo.
 
Algunas entidades también han puesto en marcha iniciativas de sensibilización y divulgación para implicar a la población  local en la conservación del urogallo cantábrico, entre las que se encuentran la celebración de jornadas y la edición de materiales informativos.